Ayer pasé por la oficina de IPOSTEL donde tengo mi apartado postal. Lo hice con un poco de temor, pero sabiendo que no podía darle mas largas a esa visita, luego de mas de un mes sin retirar correspondencia.
Y ocurrió lo que temía, sólo hallé una postal, solitaria, quieta.
Y si, era una de las que Rodolfo me enviaba desde cualquier parte del mundo donde estuviera destacado. Rusia, Francia, EUA, Bolivia, Brasil... infinidad de sitios que sirvieron para acrecentar una relación, y darnos un gusto con una cosa tan inocente.
La envió de Potosí, el 10 de julio. Es la última que recibiré de él, y por eso fue tan duro.
Lo sigo queriendo.
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